Monday, April 04, 2005

Huele a Espíritu Adolescente (Homenaje a K.Cobain)

La verdad es que no recuerdo que estaba haciendo el 4 de Abril de 1994, el día del escopetazo de Cobain, de hecho ni me acordaba que había sido Lunes… (lo acabo de buscar en un calendario), pero lo que si recuerdo, fué la primera vez que Nirvana perforó mis tímpanos… Diciembre de 1991… una fría tarde noche en Hamburgo, Alemania… y yo mirando por la ventana del tercer piso de Blumenau 148, viendo como caían las hojas de los Tilos, en pleno Invierno Boreal con 16 años recién cumplidos y en la mitad de mi intercambio estudiantil. De pronto me di cuenta que NUNCA había escuchado tanta rabia acumulada como en ese grito… “With the Lights out… it’s less Dangerous…”, comenzaba para mi un antes y un después musicalmente... un antes y un después de “Smells like teen Spirit”
No computé casi hasta dos semanas o dos meses después lo que había sido la muerte de K.Cobain, era todo tan extraño… era tan raro que ahora a todo el mundo le gustara “mi música”… claro ser alternativo y Grunge era la moda y todos querían serlo… ahora quedan tan pocos de aquellos, y no sé si incluirme… ahora me hubiese gustado ser mucho mas YO de lo que soy… ser el mismo de hace 11 años.
En fin… me gustaría transcribir dos artículos que me marcaron, que me llegaron… uno de Alberto Fuguet (Puros Perdones) escrito a pocos dias del “Escopetazo” (15 de Abril de 1994) y el segundo de Sergio Cancino (La Edad de la Inocencia) publicado 10 años después… Disfrutenlas!!!

Puros Perdones (Alberto Fuguet – Abril 1994)

“El Viernes pasado íbamos con mi hermano en un auto rumbo al Aeropuerto. Bajando hacia Huechuraba el sol de la tarde ardía entre unas nubes negras y amenazantes. Pusimos In Utero y escuchamos todo el primer lado. Al dar vuelta el casete, surgió la Rock & Pop y Karin Yanine anunció la muerte de Kurt Cobain. Mi hermano paró el auto a un costado del camino. El sol ya estaba escondido. Me acuerdo que lo primero que dije fue “sincronia”.
Mientras escuchábamos “Penny Royal Tea”, pensé que en 10 ó 20 años más, cuando se hablara de la muerte de Cobain o se estrenara una película sobre su vida, me iba a acordar de este día. Tal como muchos se acuerdan hoy del Golpe o del asesinato de Kennedy o de Lennon. Cobain fue un héroe no necesariamente por lo heroico, sino porque protagonizó, ante todos, su propia odisea. No es que haya inventado el grunge o haya puesto a Seattle en el mapa o se haya transformado en el único vocero de su azotada generación. Lo que Cobain hizo fue tratar de interpretarse. Pero de paso, y sin querer, interpretó a muchos, a demasiados. Y le tocó hacerlo en público, el lugar menos indicado.
Los artistas mas desgarrados siempre mueren antes de tiempo. Cada generación tiene sus mártires: tipos que los representan, que los simbolizan, que los entienden. Cuando caen, cae algo de todos, algo se estropea. Pero, más que nada, se enciende una luz de alerta. Primero fue River Phoenix; ahora Kurt Cobain. No es un problema d carrete, de drogas o de sobre exposición. Son de esos problemas tan personales e íntimos que llegan a tocarnos a todos. Ambos estaban perdidos, interferidos, desconectados. Hijos de familias destrozadas, huérfanos de modelos, eran algo así como los desechos tóxicos de la generación anterior. Esa que pensaba que iba a cambiar el mundo y que ni siquiera fue capaz de cambiarse a si misma.
Todo suicidio es horrible. Pero lo más horrible es que la gente lo tome como algo lógico. Suicidarse nunca será una buena opción. Cobain no se mató porque el mundo era malo, sino porque él estaba mal. Que eso quede bien claro. Su suicidio nada tiene de pose, ni es un acto desafiante, ni una muestra que la Generación X es capaz de tomar decisiones propias. Tampoco reafirma nada. Lo que pasa es que a veces el dolor es demasiado. Cobain no trató de escupirle a nadie. Mas bien trató de tragar. Quizás lo matamos todos esperando demasiado de él.
Cobain, en el último tema de su último disco, se desangra vivo y pide puros perdones (all apologies). De algún modo, en su desesperado y solitario acto del viernes pasado también pidió perdón: no fue capaz y la pena lo superó. Trató de salvarse con su música y no lo logró. Ojalá que su triste opción asuste y alerte a otros. Que su alucinante y sucia música inyecte vida en vez de muerte. Que sus autoflagelantes letras despierten y sacudan. En definitiva, que salven.”

La Edad de la Inocencia (Sergio Cancino – Abril 2004)

“Siempre recordaré abril de 1994. Era mi segundo mes transplantado en Santiago, Kurt Cobain se tragó un escopetazo, Depeche Mode tocó en el Velódromo y Andrés Bobe cayó de su moto para no pararse más. Al funeral del guitarrista de La Ley asistió todo el plantel de su equipo favorito, la U, doctor Orozco incluido. Hubo un minuto de silencio antes del show de los ingleses. Guardé los recortes de la prensa, porque sentía que la historia me sobrepasaba y que era la única forma de envasarla. Pasaron diez años, ahora es mi hermana quien llega a esta ciudad y se sorprende con mis cajas de archivos y escucha Nirvana como si fuera la primera vez. Entonces, como los pescadores y los camioneros, suelto el cuento de nuevo.
Un año antes de la muerte de Cobain, la Zona de Contacto lució en su tapa un artículo llamado “Los grunge están aquí”, ilustrado con una Plaza Italia dominada por un melenudo de mirada perdida, barba chivo, gorro, aro y camisa (de la ropa usada, asumo). Al fondo, dos chicas modelo Courtney Love. El rock alternativo se había apoderado del mundo, con “Smells Like Teen Spirit” como rugido. Ser roñoso era cool, igual que ser un hombre sensible o una mujer con actitud. Los 90 se reinventaban como una década intensa, furiosa, desencantada, reciclada. La industria discográfica giro sobre sus talones y la etiqueta alternativa agrupó a artistas muy diversos. Tal vez odiaste a Nirvana, pero enganchaste con Peral Jam, Soundgarden, Alice in Chains o The Smashing Pumpkins. O quizás con las bandas que la ola arrojó después, como Candlebox, Blind Melon y Grant Lee Buffalo. Y estaban las nuevas diosas: Björk, Tori Amos y PJ Harvey. Puede ser que gracias al efecto Seattle escarbaste en los orígenes y llegaste a Pixies, Meat Puppets, Black Sabbath, Neil Young… Sí, todo eso pasaba allá afuera, pero lo más valioso ocurrió por dentro: un dique emocional dinamitado con canciones.
Si esos días no te movieron un pelo, te perdiste de algo bueno. No me refiero a meros momentos discográficos. Hablo de la sangre que mueve al cuerpo. Escucho “Something in the Way” de Nirvana y me acuerdo de amigos que dejé de ver. Tomábamos, compartíamos decepciones, a veces competíamos por la misma mina que canturreaba “Rape me” con unas cervezas de más. O pasábamos año nuevo gimoteando “Disarm” de los Pumpkins como auténticos decadentes. Mirábamos con temor el fin de la adolescencia. Claro que posábamos también, aunque esos crímenes parecen tan divertidos ahora que somos capaces de mucha mas crueldad. Fue una larga edad del pavo enfundada en franela y bototos, con “Singles: Vida de Solteros” en VHS y el Soundtrack en el Walkman.
¿Qué quedó de todo eso? Algunos de los discos de nuestras vidas y mártires para coleccionar (Layne Staley y Shannon Hoon, por nombrar un par). Pienso que esas muertes nos enseñaron a identificarnos y emocionarnos con personas que sentían como nosotros. Cuando escucho canciones tan buenas como “In Bloom” y “All Apologies” no siento nostalgia, sino ganas de pelear por ideales tan alternativos como la honestidad y el valor de crear mi propio mundo privado con quien quiera. Eso es mucho mas sano que contemplar con morbo a la decadente viuda de Cobain y su maquillada piel de celebridad, es mucho mas poderoso que auto-convencerse de que todo tu rock fue una pendejada y mil veces mas valiente que reírse de quienes creemos que la música puede salvar…”

3 Comments:

Blogger Q said...

un post de antología, nada que decir... cuando estaba todo el boom del grunge y seattle (sólo ubicaba seattle porque ahi esta la tumba de bruce lee) yo estaba en la u... su muerte me impresionó, me dio una pena enorme y una sensación de vacío, a pesar de que no era fanática de su grupo... besos Q

6:02 PM

 
Blogger Black Mamba said...

Estaba en 4° medio, apenas reponiéndome de la emoción que embarga cuando se cumple un año de la muerte de un amigo. Hace poco que había regresado de Inglaterra (despues de dos meses) y aún no cabía en mi pequeña ciudad y su rutina.
Recuerdo haber estado en la pieza de mis padres pq el televisor era más grande y se veían mejor las películas del cable. Fue como si el reloj se hubiese detenido por un momento cuando vi la notivcia en el CNN... eran demasiadas cosas al mismo tiempo.

10:04 PM

 
Blogger Andrea said...

Demasiado cierto para ser verdad, demasiado nostalgico para mis ojos y demasiado preciso para no volver a leerlo y volver a extrañar a Kurt...

5:53 AM

 

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